La viuda de Sarepta - Mujer de la Biblia


SU CARÁCTER:
Fue una mujer fenicia que mostró una extraordinaria hospitalidad a uno de los

profetas de Dios, y le proveyó refugio durante un período de hambre.

SU DOLOR:
Sufrir extrema pobreza, hambre y la pérdida de su marido e hijo.


SU GOZO:
Experimentar reiterados milagros de la provisión de Dios y la resurrección de su hijo amado.


ESCRITURAS CLAVE: 1 Reyes 17:8–24; Lucas 4:25–26



LA PROMESA QUE RECIBE

Dios no ignora las necesidades de los que no pueden cuidarse por su propia cuenta. No los insta a recomponerse y seguir adelante cuando sabe que no tienen recursos para hacerlo. No les da una palmadita en la espalda ni les dice que lamenta que la vida sea tan dura. Él interviene a través de modestos milagros; en este caso, asegurándose que una pequeña cantidad de harina (apenas lo justo para un pancito) nunca se acabara.

Cuando menos lo espera, llega un cheque en el momento en que lo necesita más. O alguna mamá le da la ropa que a sus niños les ha quedado chica y puede vestir a sus hijos. Dios usa a alguien o alguna cosa para cambiar el corazón de su marido justo cuando empieza a pensar que ya no la ama. Nuestro Dios sigue siendo un proveedor milagroso, brindándonos lo que necesitamos, a veces de la manera más inesperada.



Promesas en las Escrituras


10 Finalmente allí se estableció tu pueblo y, con una abundante cosecha, oh Dios,
    proveíste para tu pueblo necesitado.

-SALMOS 68:10



15 Bendeciré a esta ciudad y la haré próspera; saciaré a sus pobres con alimento.

-SALMOS 132:15

Pero, si ella tiene hijos o nietos, la primera responsabilidad de ellos es poner en práctica la sumisión a Dios en su hogar y retribuir a sus padres al cuidarlos. Esto es algo que le agrada a Dios.
Ahora bien, una verdadera viuda —una mujer que realmente está sola en este mundo— es aquella que ha puesto su esperanza en Dios. Día y noche ora a Dios pidiéndole su ayuda,
-1 TIMOTEO 5:4-5


REFLEXIÓN

La viuda no tenía un almacén secreto de alimentos y agua, tan sólo una gran necesidad. Y al principio ella debió de haber dudado de la sabiduría de compartir lo poco que tenía. Pero su pequeño sacrificio produjo un gran beneficio. De modo sorprendente, su único medio de sostén - una vasija casi vacía de harina y un poco de aceite con el que hornear - no desapareció hasta que Dios volvió a enviar lluvias (1 Reyes 17:14).

Dios podría haber continuado organizandolo todo para Elías, con el profeta acampado en un barranco, siendo alimentado por cuervos. Dios hasta podría haber proporcionado una nueva fuente de agua cuando la primera se secó. En cambio, Él envió a su profeta a una mujer pobre de una nación enemiga, quien no parecía probable que pudiese ser de ninguna ayuda. Desde luego, la ayuda que ella proporcionó realmente provino de Dios, no de ella; pero Dios, en su misericordia, permitió que esta mujer se convirtiera en parte de su plan de salvación.
Dele gracias a Dios por estar constantemente atento y por todas las maneras en que le ha provisto hasta aquí y por la forma en que le proveerá en el futuro.


Confiesele cualquier tendencia que tenga a actuar como si a Dios realmente no le importara lo que le sucede y pídale a Dios que la haga una mujer que confía en él a diario en lo referente a todas sus necesidades, tanto físicas y emocionales como espirituales.

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