SU CARĂCTER:
A pesar de ser gentil, se dirigiĂł a JesĂşs llamĂĄndolo «SeĂąor, hijo de David». Su
gran fe dio como resultado la liberaciĂłn de su hija.
SU DOLOR:
Que un espĂritu maligno poseyera a su hija.
SU GOZO:
Que JesĂşs liberara a su hija de la esclavitud espiritual.
ESCRITURAS CLAVE: Mateo 15:21–28; Marcos 7:24–30
LA PROMESA QUE RECIBE
¿QuĂŠ posible promesa podrĂamos encontrar en una mujer pagana cuya niĂąa estaba poseĂda por un espĂritu maligno? La mujer cananea no habrĂa sabido quĂŠ hacer con su hija si no hubiera escuchado de JesĂşs. De alguna manera, se le dio la fe necesaria para creer que ĂŠl podĂa salvar a su hija.
Lamentablemente, los espĂritus no son criaturas de una ĂŠpoca pasada. Nosotros
tambiĂŠn tenemos que luchar contra los poderes del mal en nuestra propia vida. La diferencia es que ahora JesĂşs obtuvo la victoria final en la cruz. Como creyentes, compartimos su victoria. Ăl nos ha dado autoridad sobre las fuerzas del mal que nos amenazan. Puede ser que todavĂa estemos peleando la batalla, pero, por extraĂąo que nos parezca, ¡la victoria ya estĂĄ ganada!
PROMESAS EN LAS ESCRITURAS PARA TI
10 Una palabra final: sean fuertes en el SeĂąor y en su gran poder. 11 PĂłnganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo.
-EFESIOS 6:10
2 Esta es la manera en que sabremos si tienen o no el EspĂritu de Dios: si una persona que afirma ser profeta[a] reconoce que Jesucristo vino en un cuerpo humano, esa persona tiene el EspĂritu de Dios; 3 pero si alguien afirma ser profeta y no reconoce la verdad acerca de JesĂşs, aquella persona no es de Dios. Tal persona tiene el espĂritu del Anticristo, del cual ustedes oyeron que viene al mundo, y de hecho, ya estĂĄ aquĂ.
-1 JUAN 4:2-3
4 Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el EspĂritu que vive en ustedes es mĂĄs poderoso que el espĂritu que vive en el mundo.
-1 JUAN 4:4
28 —Apreciada mujer —le dijo JesĂşs—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides.
Y al instante la hija se sanĂł.
-MATEO 15:28
REFLEXIĂN
Esta mujer podrĂa haberse enojado por ser comparada con un perro, pues los perros no gozaban de favor en la sociedad judĂa. En cambio, esta humilde mujer asintiĂł, pero seĂąalĂł que ella no estaba pidiendo mucho: hasta los perros comen las migajas de la mesa del amo. La fe y la determinaciĂłn de esta madre no sĂłlo obtuvieron la sanidad de su hija, sino que ella se convirtiĂł en un anticipo del mensaje de salvaciĂłn que Pablo llevarĂa a los gentiles.
Cuando afrontamos desafĂos de fe, ¿permanecemos tan firmes como esta mujer sin nombre? Aunque el ĂŠxito parezca dudoso, ¿Confiamos en Dios en lugar de confiar en nuestras propias capacidades? Si es asĂ, al final, disfrutaremos tambiĂŠn de la bendiciĂłn de Dios.
Dele gracias a Dios por el poder que tiene para librar de toda forma de mal y por la liberaciĂłn que ya experimentĂł.
Confiesele cualquier desesperanza que sienta con respecto a sus hijos o a otros que ama y pĂdale a Dios que le dĂŠ la misma fe obstinada que tenĂa la mujer cananea, de modo que nunca deje de orar por la salvaciĂłn de sus seres
queridos.
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