La mujer sabia de Abel Betmaaca



SU CARÁCTER:
En lugar de esperar pasivamente que alguna otra persona salvara su ciudad, tuvo la sabiduría y el coraje de actuar rápida y decisivamente.


SU DOLOR:
Que su ciudad, aunque fiel al rey, fuera sitiada por el ejército por haberse infiltrado en ella un líder rebelde.


SU GOZO:
Haber podido interceder con éxito en favor de su pueblo, y con ello evitar el desastre para muchas personas inocentes.


REFLEXIONA SOBRE:2 Samuel 20:14–22


LA PROMESA QUE RECIBE
La mujer sabia de Abel Betmacá vio la necesidad de acción inmediata, y actuó. Se dio cuenta de que no era momento de esperar pasivamente que otro tomara las riendas del liderazgo, ni era momento para andar con sutilezas o vacilaciones, sino simplemente era momento de hacer lo que fuera necesario. A través de esta mujer Dios salvó a los inocentes moradores de su ciudad. Hay momentos en los que a nosotros también se nos exige una acción rápida. Puede ser que titubeemos, que deseemos poder marchar en otra dirección, que tratemos de eludir el problema o arrastrar los pies, pero finalmente debemos actuar. Cuando vivimos en una relación estrecha con Dios y en obediencia a él, podemos confiar en que no andamos solos. Dios está presente, y nos brinda la ayuda y la seguridad que necesitamos.

PROMESAS EN LAS ESCRITURAS PARA TI


Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
-JOSUÉ 1:8-9



16 ¡Lávense y queden limpios!

    Quiten sus pecados de mi vista.
    Abandonen sus caminos malvados.
17 Aprendan a hacer el bien.
Busquen la justicia
    y ayuden a los oprimidos.
Defiendan la causa de los huérfanos
    y luchen por los derechos de las viudas.

-ISAÍAS 1:16-17

Mientras Jesús y los discípulos se acercaban a Jerusalén, llegaron a la ciudad de Betfagé, en el monte de los Olivos. Jesús mandó a dos de ellos que se adelantaran. «Vayan a la aldea que está allí —les dijo—. En cuanto entren, verán una burra atada junto con su cría. Desaten a los dos animales y tráiganmelos. Si alguien les pregunta qué están haciendo, simplemente digan: “El Señor los necesita”, entonces les permitirá llevárselos de inmediato».
-MATEO 21:1-3


REFLEXIÓN


Dele gracias a Dios por su sabiduría, que supera ampliamente cualquier cosa que podamos imaginar y porque la verdadera sabiduría no tiene nada que ver con la capacidad intelectual
pero sí con una dependencia humilde de Dios.
Confiesele toda dejadez que no le permita procurar la sabiduría de Dios para su propia vida y pídale que la ayude a atesorar su sabiduría de modo que tenga la disposición de buscarla de modo activo.


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